No es tan fácil de creer.

18.03.2020

Pocas veces, por no decir que nunca, es fácil reconocer que hay alguien más dentro de ti y que además está ahí para hacer daño. De hecho, yo creo que esta compañera ha estado ahí siempre, sólo que espera a tu momento más débil para atacar y así ganar esa batalla. Lo que ella no sabe es que se metia en una guerra muuuuy larga y no me iba a rendir tan fácilmente.


¿TODO A PARTIR DE QUE?

Me ha costado mucho tiempo y muchas terapias llegar al desencadenante de todo esto, pero sí recuerdo cuando ella, ANA (la anorexia), empezó a allanar el camino y se aseguró de que podía atacar.

Yo estaba de intercambio. Nadie me conocía ni tenían una imagen formada sobre mí, por lo que decidí que era mi momento. Es verdad que empecé a comer menos porque ni si quiera me gustaba la comida, pero poco a poco fui acostumbrándome a que ninguna comida me gustase, me obligaba a no disfrutar la comida. La falta de comida, por lógica, hizo que yo empezase a adelgazar (hay que recalcar que hasta ese momento, y de toda la vida, yo he sido una chica gordita, la típica "graciosa" del grupo).

Mi forma de pensar cambió, me abrí un mundo totalmente desconocido para mí y además empecé a ligar, cosa que para mí siempre había sido impensable. Fue ahí donde Ana ganó la primera lucha sin yo saber que existía.


YA ESTÁ DENTRO, AHORA TE VA A MACHACAR.


Para mí fue uno de los peores momentos de la enfermedad. Yo sabía que algo me pasaba, y mí familia, aunque no quisiese creerlo, también. 

En esta fase tuve muy buenos momentos, o que yo creía buenos. Me podía poner la ropa de mi hermana e incluso hacer que me quedase grande. De hecho, tuve que comprarme bañadores y bikinis nuevos porque me quedaban anchos. 

Al principio sólo evitaba comer entre horas, intentaba cenar verduras y ponía los fritos como última opción, pero es cierto que salía a cenar o a comer y disfrutaba sin remordimientos. Esto poco a poco fue cambiando, y la muy cabrona fue ganando más espacio.

Llegó un momento en el que era incontrolable. No sólo comía cosas compuestas básicamente por agua, sino que además las limitaba a la mínima cantidad posible. Yo no era consciente de que mi dieta se basaba en agua, verduras y un poco de carne de vez en cuando. Retiré por completo las salsas, la pasta, el pan, el huevo e incluso las olivas. Probablemente tú, que tienes a Ana dentro retorciéndose porque estés leyendo esto, no te hayas dado cuenta de todas las cosas que has retirado y que tanto te gustan, pero no te tienes que enfadar, ni mucho menos preocupar, porque aunque cueste hay una solución.

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