Ya no soy la misma.

Tardemos más o menos en aceptarlo, no somos los mismos después de todo esto. Cualquier persona cambia, incluso de un día para otro; pero todas las personas que hemos vivido una experiencia como la mía DEBEMOS cambiar.

¿Parte positiva?

Hoy en día soy totalmente diferente a hace unos meses, y no me refiero físicamente. Durante este tiempo en el que he ido a terapia he aprendido muchas cosas (y otras que aún me quedan por aprender) sobre tratar con la gente, pero también me he conocido. Sé lo que quiero, lo que necesito y lo que debo  hacer para conseguirlo. Es verdad que hay momentos en los que todo se me nubla y no encuentro la manera de salir, solo pienso en la mala suerte que he tenido y en lo injusta que es la vida. Pero es ahí, en esos momentos difíciles, cuando tengo que ponerme la armadura y sacar toda mi fuerza para que ella, Ana, no se apodere de mí. 

Hace mucho tiempo que me siento más mía y menos suya, y solo por eso me siento mucho mejor. Aún hay comidas que me asustan o momentos que me desubico, pero sé que es ella. Cuando todo esto pasa, yo respiro y me relajo, y solamente pienso en lo mucho que ha cambiado la situación. Hace menos de 6 meses, la mayoría de mis momentos eran negativos, deprimida, preocupada por lo que comería y ansiosa por moverme un poco. Ahora no. Es cierto que a veces me asusto y pienso que se apoderará de mí como en su día hizo, pero luego he quedado o tengo cosas que hacer, es entonces cuando ella desaparece y no consigue lo que quiere. 

Hoy en día soy feliz, y aunque sé que todavía me queda mucho para alcanza mi meta, estoy orgullosa de mí. Para muchas personas no tendrá sentido, pero para todas nosotras es un logro que celebrar cada día de nuestra vida.

Ánimo, yo también estuve peor.